viernes, 31 de mayo de 2013

El chapulín mexicano al estrellato

[Este año se elegirán mil 400 cargos públicos: diputaciones locales y alcaldías de 14 estados]

Así contextualiza el portal informativo de CNN la desbandada de los puestos públicos en los 14 estados que tendrán elecciones dentro de tres meses:
“En México no es ilegal que un político busque otro cargo público aunque no haya terminado el periodo de servicio en su labor actual, siempre y cuando solicite licencia a las autoridades correspondientes y no incurra en violaciones a los tiempos oficiales de campaña, determinados por la ley electoral de cada entidad federativa”.

“En México no es ilegal” significa que México es una excepción; la ola de solicitudes de licencia debe ser un bicho raro digno de dos horas de horario estelar en el Animal Channel del mundo político. Una verdadera plaga que para más propiedad pertenecería a algúnranking de animales ponzoñosos, y llegaría incluso al National Geographic por la extraña costumbre local de protegerlo.

¿Cuál es la justificación para la permanencia y prevalencia de una práctica dañina a la ecología política del país? Tal vez si tuviéramos la madurez para utilizar esta herramienta responsablemente pero, ¿es posible que todos los funcionarios que solicitan licencia para contender sean la mejor opción para el puesto que buscan? Nos obligan a pensar que ni siquiera lo son para el que ocupan.

En este caso sería bueno que los justos, si es que entre nuestros ‘licenciados’ los hay, pagaran por pecadores, y esta posibilidad fuera cancelada por lo menos hasta que el sistema de partidos aprenda a servir a un fin político y no empresarial, familiar, personal, privado.

Acabo de leer una coincidencia entre dos tuiteros de Buenos Aires, Argentina, que en medio de la catástrofe por las inundaciones que han dañado la ciudad y la provincia, se han sentado a observar el papel de sus políticos en la tragedia.

Este 2 de abril, @_rixxh, tuitero más bien anónimo que dice ser arquitecto en el puerto, lanzó la siguiente sentencia en la que podemos entender jetón como rostro y laburo como empleo:
“El político tiene un laburo de jetón por definición, dar la cara es lo más que puede hacer. Política debería ser otra cosa”.

“En el occidente contemporáneo al chivo se lo sacrifica simbólicamente: ser político es del orden de lo inmundo. Es el culpable de todo”. Ésta otra cita es de el periodista, este sí conocido y también porteño Daniel Molina, cuyo arroba es @rayovirtual.

La función pseudo política que estos dos argentinos han identificado, aplica de lo lindo para nuestra “clase política”. Nadie en sus cabales quiere dedicarse a la representación y servicio público; nos queda dos o tres donquijotes, vividores de sangre fría, señoras y señores que en su desprecio por la humanidad son ajenos completamente a las viejas nociones de política y democracia.

No hay un conteo oficial ni uno periodístico hasta el momento al alcance de Google sobre la cantidad de funcionarios que pedirán licencia para dejar de trabajar en sus cargos públicos mientras hacen campaña por otro, pero hagan sus apuestas: si la mitad de las diputaciones locales y alcaldías fueran ocupadas por personajes que para contender abandonaron un cargo público, en en los próximos tres meses el país estará funcionando sin 700 de sus funcionarios, muchos de los cuales seguramente además fueron elegidos por medio de ese ya viejo y caro método de las urnas.

(Publicado en 30 Días).

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