viernes, 31 de mayo de 2013

La era de la proto ética periodística

La era de la proto ética periodística 

Que la “Asociación Mexicana de Editores de Periódicos” tuvo la gentileza de entregar un reconocimiento al gobernador de Veracruz, el priista Javier Duarte; premio del que algunos de sus miembros ya se están deslindando.

No será el primer reconocimiento de dudosa ética de parte de una organización periodística para quien no le corresponde premiar. Sobresale, en todo caso, por ser el funcionario público premiado por el gremio periodístico a quien se responsabiliza de más muertes de periodistas.

Al mismo tiempo, la directora del Blog del Narco habla de sí para el diario estadounidense The Guardian. No da su nombre pero dice tener menos de 30 años, ser mujer soltera y sin hijos, y aprovecha el espacio para señalar acoso tanto de narcos como de gobiernos, y para quejarse del machismo del país.

El Blog del Narco, dice ‘Lucy’ -como se hizo llamar la directora-, tiene como fuentes tanto las tradicionales como las propias organizaciones delictivas; éstas son sus fuentes exclusivas y entregan la información incluso en forma de boletines, lo que según justifica Lucy, difunden con el costo de trabajar siempre en la clandestinidad.
No hace tantos años que la entrevista de Julio Scherer a ‘El Mayo’ Zambada sembró el asombro y la reflexión sobre la ética periodística en torno a los temas del narcotráfico.         

En general fue imposible observar ese trabajo trascendiendo la trayectoria de Julio Scherer; cegados por su buen nombre fuimos incapaces de situarlo en las circunstancias que implicó para el maestro como hubiera implicado para cualquiera: todo fue por iniciativa y bajo la instrucción de un narcotraficante, una persona que vive fuera de la ley y que no tiene ningún escrúpulo para matar por sus intereses, al final dinero. Mata personas por dinero. Ética de narco.

El mensaje de Zambada no había de leerse como objeto periodístico, aunque haya sido escrito con las más finas herramientas del periodismo, porque se hizo bajo los términos de la ‘fuente’ y en ese caso simplemente no había opción, porque la información ni siquiera vino de un patrocinador del medio, sino de un sujeto intransigente, capaz de matar, cuyo poder radica en que las leyes no lo gobiernan.
Así que hablar de libertad de expresión en un país cruzado por la ley del dinero, es fantasear. Hablar de ética periodística es un lujo cuando la prensa mide su poder con las armas. ¿Y para qué hablar de Ley?

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