viernes, 31 de mayo de 2013

Para reproducirse, siga de frente

Recuerdo el escenario para mi generación, antes de propagarse el uso de internet, cuando se nos pedía que eligiéramos una profesión digna del orgullo de nuestros padres, de la escuela por donde pasamos y de la patria, pero que también sirviera para mantener una familia, como debe ser.

También se decía que no había esperanza para la mayoría de nosotros, el que no tranza no avanza, que si nuestros padres no eran ricos o nuestras calificaciones extremadamente brillantes no tendríamos oportunidad de estudiar una carrera.

Que el agua se va a terminar, que ya no hay jaguares, que hay SIDA, que la mitad de los humanos saben lo que es el hambre y que los que tienen hambre la sufren toda su vida. Nadie nos dijo que iba a ser fácil, qué va, nos dijeron que en general es imposible, que de lo que se trata es de sobrevivir y que nacimos con el pecado original.

Cada uno a su manera, casi todos seguimos vivos, algunos somos económicamente activos, algunos de cierta forma productivos. Vemos que los recién egresados de preparatoria tienen un panorama muy similar, y ante el cúmulo de amenazas, lo que nos une es la incertidumbre, el caos informativo, la ignorancia…

Así que lo más fácil para estas comunidades amenazadas es comprar una personificación del enemigo, sea el mexicano y centroamericano que viaja para trabajar en nuestro país, los predicadores de una religión distinta a la que aprendimos de nuestros padres o los chilangos, o los de provincia; el miedo delata nuestra condición: quizá no tengamos hambre, pero tenemos miedo. Luego, somos humanos.

A principios de abril comenzó a circular entre usuarios queretanos de redes sociales una caricatura firmada por Pepe Gómez en la cual se reproduce la estatua del célebre indio Conín que recibe a los viajeros en la entrada sur de la ciudad de Querétaro, en la imagen sosteniendo en su mano izquierda un cartel que dice: “En Querétaro cupo lleno para radicar. Siga de frente”. El dibujante agregó un globo de diálogo con lo que se supone habla el monumento: ¡Gracias por su visita, amigo vacacionista!”.

“¡Es la verdad!”, afirman los que comparten la imagen en sus perfiles, negando cualquier posibilidad de cambiar de opinión. Ante el argumento del crecimiento desordenado de la ciudad, cabe preguntarse si estos urbanistas improvisados han considerado crear campañas de esterilización vecinal, pues ya que somos tantos y la ciudad no alcanza para más, sin duda sería una medida de congruencia.

De otro modo se entiende que su rechazo al fenómeno de la migración está basado en la idea de que los mexicanos no somos todos iguales, aunque algunos extranjeros sí son dignos de compararse con algunos de nosotros; un argumento por demás insostenible y anacrónico que desgraciadamente, a pesar de ser alfabetizados y de cursar la educación básica, somos susceptibles de reproducir con la pasión del dogma.

Difícilmente el legendario conservadurismo queretano se vio materializado con más contundencia que ahora, con este dibujo publicado miles de veces en Facebook y tristemente leído por  muchos quienes, se les quiera o no, se mudarán a Querétaro inevitablemente, ahora con el entusiasmo descompuesto y el sabor amargo de la convivencia desprovista de educación.

(Publicado en 30 Días).

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