miércoles, 1 de mayo de 2013

Gustavo Madero y la frustración


(Publicado el 16 de agosto 2012 en Zona Franca).
Gustavo Madero se gastó en convocar al Consejo Nacional de su partido, hundido en la frustración y el estado de crisis implicado en perder la Presidencia de la República y el gobierno de dos estados, para reflexionar “en varios niveles” desde la mística con que el partido fue creado; y un nivel singular de análisis para el que los valores panistas no ofrecen ninguna orientación: una reflexión sobre la competitividad electoral.
Esa reflexión “sobre las estrategias electorales” no podía fundarse en las bases panistas porque, como él dice, la vocación del partido es democratizadora, y la concepción del éxito electoral de los partidos actuales, incluso del PAN, no es democrática.
El éxito electoral para un partido demócrata no sería el que se conoce en función del número de votos obtenidos; si la campaña electoral fuese democrática, el número de votos obtenidos por esa campaña hablaría de la aptitud democrática de los votantes más que de la campaña.
El éxito electoral de un partido congruente con su vocación demócrata, en todo caso habría de medirse en el fomento de la información y el diálogo de su campaña, en valores como su facultad educacional y, nunca como un rasgo autosuficiente, en la cantidad de receptores de la información que se produjo, donde el resultado en urnas funcionaría como un dato tangencial de menor contundencia.
Ganar una elección, como lo entienden nuestros políticos, implica poco de lo que significa la política; más bien ensaya las cualidades de lo deportivo al regirse por normas y conceder por ello cierta oportunidad para el ejercicio de la honradez; pero es su rasgo competitivo lo que termina por borrar la democracia que dio origen, en algún momento de la historia de los países, a la idea de las elecciones políticas.
¿Quién ganó en una elección que tuvo un costo en pesos cuya publicación en el mundo resulta degradante para el país? ¿Quién ganó en una elección cuya organización demostró repetidamente no respetar el propio IFE?
Dejemos la reflexión en manos de los estrategas de mercado a los que reproduce Felipe Calderón con cara de ser propietario de una gran idea, tal como finalmente parece estar haciendo el PAN; que para hacer política están los personajes de los libros de historia.

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